Pasan los años, cambian las modas en la cocina, pero hay clásicos que nunca fallan. Las Marías Gamesa, con su flor de vainilla grabada y ese sabor inconfundible, siguen siendo parte del corazón (y del desayuno) de millones de familias mexicanas.
Todo empezó en Monterrey en 1921, como un proyecto familiar con un solo objetivo: hacer galletas caseras, con ese sabor reconfortante que se antoja a cualquier hora. Cien años después, Marías Gamesa sigue estando en la alacena de siempre, en la merienda con los niños, en la base del pay que haces en casa… y sí, también en el café con leche de la tarde.
¿Y cómo saber que son las auténticas?
Fácil: empaque naranja, flor de vainilla en cada galleta, y el corazón de leche que las hace únicas. Son las originales, las que eligieron las abuelas, las mamás… y ahora tú. Porque cuando se trata de dar algo bueno a la familia, se elige con el corazón.
Este año, la campaña “Auténticas Marías Gamesa” lo dice claro y con humor: las mamás mexicanas saben que estas galletas son más que un antojo —son confianza, calidad y tradición en cada mordida.
Y no solo se comen solas. Las Marías Gamesa son ese ingrediente secreto que transforma cualquier postre: firmes, crujientes y siempre listas para una receta con sabor a hogar.
Hoy, como parte de PepsiCo, la marca sigue creciendo sin perder lo más importante: acompañar a las mamás en su día a día, recordándoles que no necesitan ser perfectas, solo hacer las cosas con amor.
Marías Gamesa: las de siempre, las del corazón de leche.
Fotos e información: Cortesía